sábado, 27 de septiembre de 2008

PARA CUANDO LEAS ESTO...


Para cuando leas este escrito tal vez yo esté lejos, pero cerca de la incógnita del pudo o no ser… Y moriré con la duda, porque no quiero arriesgarme al “no” que predispone tu mirada.Para cuando yo esté lejos, sólo miraré las probabilidades lindas que entre sueños y hasta despierta siempre esperé.Seguiré viva por aquél sueño: “En donde llegabas, tocando una tierna canción pidiéndome y dándome un poquito de amor…” Quizás quiera buscarte pero mi miedo e inseguridad hablarán antes de que dé el primer paso para ir por ti. ¿Y si hoy tomara la decisión? No. No, no, no… Estarás con ella bebiendo su ser, rodeado de estrellas, mientras yo como un perro los miro de afuera...¿Será que me piense? ¿Será que de veras la quiera? Para cuando mires este escrito si es que algún día lo vieras espero te des cuenta, e imagines el mismo sueño que tuve: “Que me querías y llegabas tocando la guitarra una noche a mi puerta…” No. No quiero vivir de un sueño te quiero, y este fue el prólogo para hacerte enterar de mi silencio.Si es no, pues ya que más da, al menos no echaré a la basura, otro día, como lo hice con este, pensando en el pudo o no ser. No más desgaste, en sueños que en mi mente sólo serán sueños, que con vida y con palabras tienen algo de posibilidad. Te quiero y si dices sí, toca la guitarra, la canción que más nos lleve, quiero cantarte, el te tengo que vivir…

viernes, 26 de septiembre de 2008

Me alegro que existas



El amor casi nunca tiene razones, o si las tiene, suelen ir a la rezaga del sentimiento como la cola de un cometa.
Primero, inexplicablemente, se nos descalabra el corazón y luego, tozudamente, el cerebro intenta darle un orden lógico al exabrupto, sin mucho éxito.
Y es cuando el amor hace mella, las estrategias de resolución de problemas, las buenas intenciones y los brebajes no encuentran el camino de la restauración, nada se opone al placer amoroso, nadie puede doblegarlo.
No existen razones manifiestas.
No hay demasiadas justificaciones y explicaciones, sino más bien un rotundo "porque si", tan irracional como hermoso. ¿Y por qué no?
El "te quiero" siempre implica ambición.
Suele incluir un "me perteneces" acaparador, cierta necesidad de posesión.
Un amor no posesivo, toma el anhelo y deja el dominio: "No te quiero para mi, ni siquiera te quiero para nada, sólo me gusta ser un observador de tu ser: ¡qué dicha que existas, independientemente de mi y más allá de mi!.
Para el filósofo Sponville, esa es la esencia del amor: la alegría de que el otro exista.
Así de escueto y maravilloso.
Es una felicidad esencial, radical. ¿Y dónde que la reciprocidad, la lucha por los derechos, el balance dador-receptor?
Queda justo antes: si violas derechos no puede haber alegría de que existas, por que me haces daño.
En condiciones de respetabilidad y reciprocidad, tu existencia se justifica a si misma en el amor, o mejor, el amor se justifica a si mismo en ti.
Los enamorados se miran hasta gastarse, se descubren, se maravillan, se hipnotizan, porque el otro es fuente de éxtasis.
¡Qué alegría que existas!
Quizás esta posición pueda parecer demasiado idealizada, ingenua o romántica, pero en realidad, cuando una pareja no manifiesta, así sea de vez en cuando, el gesto bobalicón típico de quienes están "felices de que el otro exista", es que el amor anda cuesta abajo o se perdió en alguna curva.
Nadie es nadie.
La ambición del otro, el deseo de ser siamés, no corresponde a un amor maduro y despojado de egoísmo.
El auto-respeto no es egoísmo, el absolutismo afectivo, si.
¿Cómo se expresaría un enamorado que se alegra de que ella exista?: "Te quiero porque te quiero, porque se me da la gana y aunque no quieras.
Te quiero cuando te siento coexistir y respirar al ritmo de mi respiración que no cesa de quererte.
No eres mía ni de nadie, te perteneces a ti misma, y yo sólo soy un voyerista que se deleita con tu paso por esta vida, que no es tuya ni mía, y aún así intentamos compartir.
Lo mismo diría una enamorada de su hombre.
El amor es la alegría de que alguien exista.
Lo demás sobra y los demás también.
Es la felicidad sentida de que tu naturaleza me hace cosquillas, justo ahí donde debiera.

Autor: Walter Riso

jueves, 25 de septiembre de 2008

Sentada en NINGUN lugar


Sentada en ningún lugar escribo las palabras tristes que salen de mis sentimientos, cuando la batalla es fuerte, no hay lugar para nada mas; aun cuando me repito constantemente que no hay prueba que no podamos pasar. Pero que pasa cuando las ganas desvanecen y cuando la fe se pierde y no hay vuelta atrás.
Que pasa cuando nos damos por vencidos y no queremos darnos cuenta que el propósito de esa prueba es para mejorarnos aun más.
Creí que podía soportar mucho, que soy invencible ante todo, pero cuando viene una lágrima a mi rostro mi cuerpo decae y mi alma sale de mí…
¡Mi espíritu luchador se fue a dar un paseo y no ha vuelto!
¿Será que estaba cansado de tantas carreras, perdiendo siempre a la ultima vuelta?.
Un ultimátum es lo que necesita.
Sentada en ningún lugar escribo estas palabras para que el cosmos se las lleve… y a ver si me trae de vuelta el espíritu.